Sentada en una piedra bajo el sol y a los pies del mar, me puse a pensar en lo natural que es el establecimiento del equilibrio en casi todos los sistemas, y a la vez lo difícil que es.
Me explico: como sabemos todos, en la naturaleza, todo tiende a un equilibrio en el que los componentes implicados puedan coexistir (no estoy necesariamente hablando de sistemas vivos…ni siquiera orgánicos) y beneficiarse de un modo u otro. Incluso el hombre contribuye a esta situación, en concordancia con el entorno que le rodea.
Pero, a veces, esto que en principio es espontáneo e intrínseco en los sistemas, se convierte en algo difícil de conseguir, siendo la principal causa, el error de conceptos que hay entre “buscar el equilibrio con el entrono, y el sacar provecho del mismo”.
Hemos sabido sacar partido del medio ambiente, sin dañarlo ni interrumpir los procesos que se dan de forma intrincada y compleja unos con otros, pero aún así, no contentos con ello, supimos burlar estas barreras y redes de energía, para poder enfocar el flujo de esta energía hacia nosotros, usando diferentes organismos a nuestro antojo, y hasta modificar ,a nivel molecular, metabolismos y procesos en animales y vegetales para dicho fin.
Un ejemplo de esto, que es de lo que me acordé mirando al mar, es la presencia de embalses (sistemas híbridos entre un río y un lago, trabajado por el hombre), ya que fueron construidos para asegurar el suministro de agua a la población para necesidades no solo de consumo, sino también de tipo industrial y regadío. Todos sabemos lo importante que es la existencia de estos, de hecho, gracias a ellos, se aprovechan miles de hectómetros cúbicos de agua en España, pero hasta hace poco, la valoración de los embalses, y en consecuencia, la clasificación, se hacía en base a parámetros puramente físicos y de caudal de agua (cuánta agua hay y cuánta se necesita), y ha hecho falta un episodio de eutrofización (exceso de nutrientes en aguas dulces que provoca exceso de fitoplancton) ,causado por el uso extendido de detergentes con fosfatos , para que la Directiva Marco de Agua entrara en vigor y estableciera la necesidad de valorar el estado ecológico de toda las masas de agua, basándose en parámetros que recogen información físico-química ( condiciones de oxigenación, transparencia, fósforo total) y biológica (composición y abundancia de fauna piscícola, composición y biomasa de fitoplancton, mediante clorofila ).
Con estas medidas, se pudo establecer un potencial ecológico de los embalses, que integra los índices de medida de las variables ya mencionadas, con los que se pueden clasificar en diferentes tipos de una forma más realista, ya que esta nueva forma de clasificarlos, tiene en cuenta el embalse como un elemento más de los que formas parte del sistema a equilibrar, y no como una mera herramienta para sacarle provecho al medio una vez más sin darle nada a cambio.
Somos muy pequeños, y estamos dentro de una GRAN red en la que hay que respetar las direcciones que marcan todos los hilos que la forman…
(las fotos pertenecen a los embalses de la Viñuela, Escales y Canelles y Guadalteba respectivamente).